¿Será un mundo más verde el año próximo? ¿Qué avances habrá en materia
ambiental? Son preguntas difíciles de contestar. El mañana siempre es incierto,
sobre todo en el terreno ambiental, donde los desastres están a la orden del
día. Fugas de crudo en el mar, incendios devastadores, averías fatales en las
centrales nucleares… Y no es menos preocupante esa contaminación constante, silenciosa, que va deforestando, que
va emitiendo gases de efecto invernadero y extinguiendo especies.
A nivel global el balance es negativo, qué duda cabe, y no sólo por la falta
de avances, sino a consecuencia de la inmovilidad propia del status quo, del
actual sistema económico cada vez más globalizado, que busca el beneficio a
costa de todo, tristemente depredador, devorador de recursos naturales, que deteriora el entorno palmo
a palmo, asestando continuos golpes a los ecosistemas más valiosos que atesora
el planeta.
Objetivos del Milenio: nuevos retos para el 2015
Lamentablemente, el 2015 no supondrá un punto de inflexión en este sentido. A sólo tres meses de cumplirse el plazo para alcanzar los Objetivos del Desarrollo del Milenio (ODM), los deberes siguen sin hacer, incluyendo el capítulo ambiental.
Son ocho propósitos de desarrollo humano
que fueron fijados en el año 2000 y
que los 189 países miembros de las Naciones Unidas se pusieron como meta a conseguir en el año 2015. Aunque los objetivos son variados,
tienen un denominador común: acabar con problemas de la vida cotidiana que se
consideran graves, como reducir la pobreza, potenciar el acceso a la salud, a
la educación o mejorar las condiciones ambientales.
En concreto, el objetivo número 7 buscaba Garantizar la sustentabilidad del medio ambiente asegurando un entorno sano y seguro
sigue siendo una asignatura pendiente. Eso sí, se ha logrado reducir la pobreza
extrema a la mitad, aunque la desigualdad se ha disparado. Otros avances hacen
referencia a la lucha contra enfermedades como la tuberculosis, el
paludismo y la malaria, mejorando también el porcentaje de personas que pueden
acceder al agua potable.
El 2015 será, por lo tanto, un año para el
reconocimiento del fracaso de los ODM y al mismo tiempo la demostración de que
no se quiere tirar la toalla con la presentación de la agenda post-2015, que introducirá la equidad y sustentabilidad como conceptos fundamentales,
entendiendo esta última desde la triple vertiente económica, social y
medioambiental.
Si las tendencias siguen en la misma línea
que hasta ahora, el uso de las renovables seguirá aumentando su importancia, si bien el carbón continuará
siendo terriblemente barato en comparación, y, junto con el petróleo, seguirán
siendo líderes indiscutibles. Es decir, por desgracia los combustibles fósiles
tendrán todo el protagonismo.
¿Habrá acuerdo climático en 2015?
Pero no todo es pesimismo. El 2015 también nos traerá motivos de esperanza. Aunque hay que reconocer que las reuniones climáticas mundiales (conocidas como las COP) han sido un estrepitoso fracaso, el próximo año podría marcar un antes y un después.
La razón es simple: por un lado, el cambio
climático es una bomba de relojería que
va descontando su tiempo, acercándose peligrosamente a la zona roja. Nuestro
objetivo es limitar el
calentamiento a dos grados centígrados es de llegar a mitad de siglo
respecto a la época industrial.
Conseguirlo pasa, sí o sí, por un acuerdo
global vinculante que permita frenar las
emisiones de gases de efecto invernadero, y será en 2015 cuando vuelva a
intentarse, ya por enésima vez, una nueva oportunidad para que la Cumbre de París de 2015 marque la diferencia.
Sea como fuere, la entrada en
funcionamiento del Fondo verde del clima invita al optimismo. Su
primer proyecto podría iniciarse a lo largo del 2015, intentando ayudar a combatir el cambio climático a
los países en desarrollo.
Fuente: Ecologíaverde
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